El Blog de Desata

Asociación Desata Tu Potencial


2 comentarios

¿Controlar o gestionar emociones?

DSCN1602En Desata TU Potencial hablamos mucho de emociones. Aprender a identificarlas y saber gestionarlas es fundamental para sentirnos bien con nosotros mismos. Hoy me gustaría hacer una aclaración sobre el significado de “emociones positivas” y sobre la frase “¡sé positivo!”, una sugerencia que puede ser malinterpretada.

En primer lugar, no hay emociones positivas ni negativas. Experimentar todas ellas es natural. Lo importante es saber gestionarlas bien. La psicología positiva nos enseña herramientas para ello y también ejercicios para pasar la mayor parte del tiempo en estados de alegría, entusiasmo, ilusión, esperanza, etcétera. Con dosis adecuadas y en una medida tal que nos hagan tener una vida más feliz.

“¡Tú lo que tienes que hacer es ser positivo!” ¿Te han dicho alguna vez esta frase en un momento inadecuado y te han entrado ganas de mandar a esa persona a paseo? ¡Normal! Cuando nos sentimos tristes, asustados o enojados lo último que debemos hacer es forzarnos a cambiar nuestra emoción. Controlarla, dominarla, cambiarla a la fuerza puede resultar contraproducente. Lo primero será escucharla. Yo a veces me siento triste. Es una emoción a la que le gusta acecharme. Probablemente tú tendrás la tuya o las tuyas. Algunas personas son más propensas al miedo o a la rabia. La mía es la señora tristeza y algunas de sus hermanas, doña melancolía, la señorita añoranza y mi amiga melancolía. A veces vienen a visitarme. Con el tiempo he aprendido a identificarlas, a escucharlas cuando llaman a mi puerta. Entonces les abro, las invito a pasar y tomo un café con ellas. Lo importante es que esta visita sea reconocida porque si no, se colarán por la ventana, como hacían antes. ¿Dónde prefieres tener a tus enemigos? Y no quiero decir que las emociones lo sean. Pero es mejor que estén a la vista. Si entran a hurtadillas porque yo me he empeñado en no abrir porque hoy no me voy a enfadar, pase lo que pase, acabarán colándose por algún resquicio.

Reconócelo, te ha visitado la emoción. Sé valiente y mírale a la cara. Reconoce cómo te sientes. Exprésalo en voz alta si puedes. Afirma “me siento enojado, rabioso, iracundo…”. Verás cómo te sientes después. Porque cuando miras la emoción cara a cara ésta se hace más pequeña y pierde fuerza. La gestionas, no la controlas.

Y cuando acabo de charlar con la tristeza y nos hemos mirado cara a cara, entonces la acompaño a la puerta, le agradezco la visita y la despido. Aquí quizá sí que hay que hacer un pequeño esfuerzo si surge la tentación de decirle que se instale en casa. Una cosa es abrirles la puerta y otra regodearnos.

Por último, ¿qué te parece si cambiamos la frase de “¡sé positivo!”. Si encontramos a una persona a la que queremos en un estado “negativo” de ánimo, no le espetemos esa exclamación. Si de verdad queremos ayudar, sintonicemos con él o con ella. Adaptemos nuestro lenguaje corporal al suyo, nuestro tono de voz y hasta el ritmo de nuestra respiración. Hagámosle rapport de manera delicada y quedémonos a su lado. Si tenemos práctica y realmente ponemos interés, la persona se enganchará a nosotros. Y ahí es cuando, poquito a poquito, podemos cambiar nuestra actitud, dándole tiempo a que nos siga de manera inconsciente. Ve subiendo el tono de voz, yérguete, ve sonriendo. Despacio, dándole tiempo a que te siga. ¡Verás como funciona!

En definitiva, podemos gestionar nuestras emociones si nos damos permiso para experimentarlas. De manera natural, sin forzar. Y podemos ayudar a los otros también a gestionarlas, con rapport, con escucha activa y con cariño. ¿Vamos a ello?

Geles Rivera
Arquitecta, Escritora y Enamorada de Desata TU Potencial.
www.arquitecturayemocion.wordpress.com